Schoenstatt: La Dignidad Humana y la Defensa de la Vida
Schoenstatt: La Dignidad Humana y la Defensa de la Vida
Por Felisindo Rodriguez, asistido en la redaccion por AI.
1. La Dignidad Intrínseca de la Persona:
El Padre José Kentenich afirmaba:
"El orden del ser determina el orden del actuar."
(Fuente: Manual del Dirigente, Cuadernos de Formación nº 8, P. Rafael Fernández, Ed. Patris, 1994)
Esto resalta que la dignidad humana es inherente a la naturaleza de la persona, un principio que no depende de las circunstancias, sino que está inscrito en el mismo ser humano. La dignidad no puede ser modificada o alterada por factores externos, como ideologías que desnaturalizan la realidad humana. Esta dignidad, que Dignitas infinita defiende, es la base para la protección de la vida desde su concepción hasta su fin natural.
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En relación con la ideología de género:
La ideología de género, que busca disociar el sexo biológico de la identidad de género, puede resultar conflictiva con este principio fundamental de la dignidad humana, ya que propone una visión del ser humano que es manipulable y modificable según preferencias personales o sociales. En cambio, la visión cristiana de Schoenstatt y Dignitas infinita afirma que el ser humano tiene una dignidad dada por su creación, como hombre o mujer, y que esta dignidad debe ser respetada y protegida en su totalidad, en todas las etapas de la vida.
2. La Gracia Eleva la Naturaleza:
"La gracia no destruye sino que presupone, sana, eleva y perfecciona la naturaleza."
(Fuente: Manual del Dirigente, Cuadernos de Formación nº 8, P. Rafael Fernández, Ed. Patris, 1994)
Este principio subraya que la gracia no anula lo que es natural en el ser humano, sino que lo perfecciona. En el contexto de la vida humana, esto se aplica de forma especial al niño por nacer y a la vida en su final: ambas son momentos en los que la naturaleza humana es digna de ser respetada y, por lo tanto, debe ser defendida.
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En relación con la defensa de la vida en el niño por nacer:
El niño en el vientre materno es una persona con dignidad inherente. La acción de la gracia sobre esa vida no depende de su desarrollo o su "utilidad", sino de su condición de ser humano. El aborto, que se justifica en muchas ocasiones como un "derecho" sobre el cuerpo de la mujer, niega la dignidad del niño por nacer, ya que no respeta su derecho a la vida. La naturaleza de cada ser humano, tanto en sus primeras etapas de vida como al final, es un don que no puede ser destruido.
3. El Amor como Ley Fundamental del Mundo:
"El amor es la ley fundamental y universal del mundo."
(Fuente: Manual del Dirigente, Cuadernos de Formación nº 8, P. Rafael Fernández, Ed. Patris, 1994)
El amor es la base de todo orden moral en la visión cristiana de la dignidad humana. El amor, entendido como la entrega desinteresada y el respeto absoluto por el otro, es lo que protege la vida en sus diversas etapas. La ideología de género, que a menudo promueve una visión egoísta y fragmentada de las relaciones humanas, contrasta con esta visión integral del amor que el Padre Kentenich describe.
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En relación con la defensa de la vida al final de la vida:
El amor al ser humano, al anciano, al enfermo, al vulnerable, debe ser la motivación principal para defender su vida hasta su último suspiro. La eutanasia, que busca poner fin a la vida de una persona que padece dolor o sufrimiento, es una negación de este amor que debe prevalecer en la sociedad. En Schoenstatt se enseña que el amor verdadero no es egoísta ni selectivo, sino que se extiende a todas las etapas de la vida, especialmente cuando la vida parece más vulnerable.
4. La Santidad en la Vida Cotidiana:
"La santidad de la vida diaria se define como la armonía entre la vinculación a Dios, a las personas, a las cosas y al trabajo en todas las circunstancias de la vida."
(Fuente: Padre José Kentenich, citado en Wikipedia, Movimiento Apostólico de Schoenstatt)
La santidad no es algo reservado para unos pocos elegidos, sino que se manifiesta en cada acción cotidiana que respeta y honra la dignidad humana. Este principio nos recuerda que cada ser humano, desde su concepción hasta su último aliento, es llamado a vivir en santidad.
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En relación con la ideología de género:
El vivir de manera coherente con la naturaleza humana implica una vida que respeta la ordenación natural del ser humano como hombre o mujer, y, por tanto, cualquier intento de disociar la identidad sexual de la naturaleza humana atenta contra esa armonía fundamental. La ideología de género, que promueve la redefinición de estos conceptos, rompe con la santidad que emana de la vida cotidiana, como está expresado en las enseñanzas del Padre Jose Kentenich.
Conclusión:
La integración de las enseñanzas del Padre Jose Kentenich y los principios de Dignitas infinita nos brinda una perspectiva clara y profundamente humana sobre la dignidad de la vida en todas sus etapas. La ideología de género y otras ideologías que atentan contra la naturaleza humana y la vida misma deben ser entendidas y confrontadas con una visión que defiende la dignidad inalienable de la persona humana, desde su concepción hasta su fin natural.
Este enfoque no solo responde a los desafíos contemporáneos, sino que también refuerza nuestra responsabilidad moral y ética de proteger la vida y la dignidad humana en cada uno de sus momentos. La defensa de la vida y la dignidad no solo es una cuestión política o social, sino un compromiso profundo con la verdad de lo que somos como seres creados a imagen y semejanza de Dios.
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