De este tema, mejor no hablemos!!!!
De este tema, mejor no hablemos!!!!
“En casa no se habla de futbol, de religión ni de politica......."Anonimo
por Felisindo Rodriguez & IA
Introducción
“De este tema, mejor no hablemos” suele ser la frase que cierra conversaciones incómodas. Aparece en parejas, familias, amistades, incluso comunidades. Con ella intentamos evitar tensiones y mantener la paz. Pero, ¿qué clase de paz es la que se logra callando?
Las discusiones forman parte de la vida real. Nadie puede relacionarse de verdad si nunca atraviesa el conflicto. Porque discutir no significa necesariamente pelear: significa que nos importa lo suficiente lo que compartimos como para arriesgarnos a mostrar nuestra verdad.
El valor de la discusión
Una relación sin discusiones no siempre es fuerte: muchas veces es superficial. Puede parecer tranquila, pero está sostenida en silencios forzados. Lo no expresado se acumula como humedad en una pared: al principio invisible, después mancha, finalmente destruye.
En cambio, una discusión auténtica revela lo que más nos importa. Allí salen convicciones, miedos, heridas y sueños. La discusión bien llevada no es un obstáculo, es un espejo. Y mirarse en ese espejo puede doler, pero también libera.
¿Quién tiene la razón?
Muchas veces se cree que discutir es un combate donde hay ganadores y perdedores. Pero la discusión auténtica no busca coronar a uno como “el que tenía razón” y dejar al otro como derrotado. Esa lógica de competencia destruye el diálogo.
En realidad, el fin de la discusión es exponer ideas, buscar puntos en común y, cuando no los hay, aceptar con madurez la diferencia. No toda discrepancia necesita resolverse en uniformidad. A veces basta con comprender que el otro piensa distinto, y eso no hace que el vínculo sea menos valioso.
Conviene distinguir dos tipos de discusión:
- Discusión de ideas o puntos de vista
Su objetivo es ampliar la mirada, descubrir matices, crecer en comprensión mutua. No necesariamente termina en un acuerdo. El valor está en que ambos se enriquecen al entrar en contacto con una visión diferente. - Discusión sobre decisiones
Aquí el objetivo no es ver quién tiene razón, sino llegar a un consenso o entendimiento. Las decisiones compartidas requieren un “sí” común, no la imposición de una voluntad sobre la otra. Cuando la discusión se convierte en una lucha de poder para doblegar al otro, se degrada al nivel que Alfonso López Quintás describe como “-1”: reducir a la persona a un objeto manipulable, un obstáculo a vencer o un medio para lograr mi propósito.
La discusión bien llevada se convierte en un espacio de encuentro en la libertad, nunca de sometimiento.
Respeto no es complacencia
Confundimos a veces respeto con callar. Creemos que ser respetuosos es no decir nada para no herir. Pero el silencio por miedo no construye respeto: construye distancia.
El verdadero respeto nace cuando me atrevo a expresarme con sinceridad y, al mismo tiempo, me dispongo a escuchar lo que el otro piensa aunque me incomode. Amar no es imponer ni callar: es dialogar. Y dialogar supone la humildad de aceptar que la verdad es más grande que mi punto de vista y que necesito al otro para completarla.
Sabemos también que discutir sin enfado con algunas personas es difícil. En general son personalidades cerradas, fundamentalistas en sus ideas y con una autoestima tomada con alfileres. Cualquier sosa que sea disonante con su pensamiento, los ponen en plano defensivo y se cierran totalmente al dialogo.
En estos casos por respeto mutuo, es mejor comprender y hablar.
Ejemplos cotidianos
- En la pareja: uno dice “dejemos ese tema, siempre terminamos discutiendo”. Pero al no hablarlo, la herida crece. Una pareja madura no es la que nunca discute, sino la que aprende a discutir con respeto y ternura.
- En la familia: los padres callan por cansancio, los hijos por miedo a no ser entendidos. Pero cuando se crea un espacio donde todos pueden expresarse, hasta las tensiones generan confianza.
- En la comunidad: evitar los temas difíciles para mantener “armonía” hace que las relaciones se vuelvan frías y funcionales. En cambio, cuando se discute de verdad, surge la unidad profunda.
Organicidad y destino común
La espiritualidad de Schoenstatt ilumina este tema con dos ideas profundas:
- Organicidad de la vida
El ser humano no es un conjunto de compartimentos aislados. Lo afectivo, lo racional, lo espiritual y lo social se entrelazan. Una discusión toca varias dimensiones a la vez: hiere el corazón, desafía la razón, interpela la fe. Precisamente allí está su valor: nos ayuda a integrar lo disperso, a dar un orden nuevo donde cabeza, corazón y espíritu dialogan. - Destino común del ser humano
Nadie se salva solo. Estamos llamados a caminar juntos hacia la plenitud. Una discusión, entonces, no es un choque de individualismos, sino parte de ese camino compartido. Aprender a discutir con respeto es aprender a caminar hacia un mismo destino, donde la unidad no significa uniformidad, sino comunión en la diversidad.
Conclusión
Callar para evitar conflictos puede dar tranquilidad momentánea, pero a la larga empobrece los vínculos. Animarse a discutir con respeto y apertura es un camino más difícil, pero más fecundo: es la forma de conocernos de verdad y de crecer en comunión.
Las discusiones son como umbrales: podemos evitarlos y quedarnos cómodos en la superficie, o podemos atravesarlos y descubrir un nivel más profundo de amor, verdad y maduración.
En el fondo, discutir bien es creer que el otro y yo estamos destinados a lo mismo: a crecer juntos hacia la plenitud de nuestra vida y nuestra misión.
Nos encontramos en la proxima…………..
6 de setiembre de 2025
Buenos Aires
Argentina
Bibliografia
Filosofía y ética del diálogo
-
Buber, Martin. Yo y Tú. Buenos Aires: Paidós, 2001.
— Obra clásica sobre el encuentro auténtico con el otro, base para pensar la diferencia entre diálogo y manipulación. -
López Quintás, Alfonso. La creatividad. Experiencia fundamental de la existencia humana. Madrid: Rialp, 1997.
— Especialmente útil para lo que mencionaste del “nivel -1”, donde se reduce al otro a objeto. -
Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa. Madrid: Taurus, 1987.
— Fundamenta cómo la comunicación orientada al entendimiento se diferencia del uso estratégico del lenguaje para dominar.
Psicología y comunicación
-
Rosenberg, Marshall B. Comunicación no violenta: Un lenguaje de vida. Barcelona: Gran Aldea, 2006.
— Muy práctico para comprender cómo disentir y expresar necesidades sin caer en la agresión. -
Tannen, Deborah. You Just Don’t Understand: Women and Men in Conversation. New York: Ballantine Books, 1990.
— Analiza cómo distintas formas de comunicación generan malentendidos, especialmente en relaciones cercanas. -
Gottman, John & Silver, Nan. Siete reglas de oro para vivir en pareja. Barcelona: Urano, 2000.
— Estudia cómo las discusiones, si se manejan bien, fortalecen los vínculos matrimoniales.
Sociología y espiritualidad comunitaria
-
Fromm, Erich. El arte de amar. México: Fondo de Cultura Económica, 2000.
— Señala cómo el amor verdadero implica madurez, libertad y capacidad de afrontar conflictos. -
Frankl, Viktor. El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder, 1999.
— Aunque no trata directamente sobre discusiones, ilumina la importancia del sentido común y la dignidad del otro.
Espiritualidad Schoenstattiana
-
Kentenich, José. Textos pedagógicos. Madrid: Nueva Patris, 1997.
— Aborda la organicidad y el destino común de la persona en comunidad. -
Erber, Ángel Strada. El pensamiento pedagógico del Padre Kentenich. Santiago: Nueva Patris, 1994.
— Ayuda a fundamentar la visión schoenstattiana de vínculos orgánicos, respeto y construcción de comunidad.

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